Méjico ha eliminado los aranceles a la importación de varios productos agrícolas recientemente. Su presidente, Felipe Calderón, ha comunicado que estas medidas tienen como objetivo beneficiar a los mejicanos más pobres, que de esta forma podrán acceder a alimentos más baratos.

Como es sabido la subida de los alimentos que se está produciendo en todo el mundo se está convirtiendo en un problema grave que afecta principalmente a los ciudadanos más pobres de cada país. Esto está obligando a muchos gobiernos a tomar medidas para combatir esta subida y entre las medidas más acertada está la supresión de aranceles anunciada por Méjico.

Los aranceles perjudican a toda la población mundial, y especialmente a los más pobres, desde el día que se implantaron. No han empezado a ser perjudiciales al subir fuertemente los alimentos, sino que ahora es cuando se han mostrado de forma evidente los perjuicios que siempre han causado. La situación ha llegado a un punto en que las medidas populistas que suelen tomar la mayoría de los políticos se han convertido en un riesgo para ellos mismos a corto plazo. Hasta ahora las medidas populistas causaban grandes perjuicios a largo plazo pero servían para ganar votos a corto plazo.

Ahora Méjico tendría que seguir dando pasos en esa dirección. Una vez que ha reconocido que los aranceles son perjudiciales no debería quedarse en suprimirlos sólo para algunos productos agrícolas, sino hacerlo con todos los productos agrícolas. Y lo mismo vale para el resto de productos no agrícolas, ya que los aranceles sobre cualquier producto generan pobreza.

Tras un parón de 20 años Italia va a volver a construir centrales de energía nuclear. Se une así a otros países que han comenzado a construir nuevas centrales nuecleares recientemente; Francia, Estados Unidos, Canadá, Finlandia, Gran Bretaña, China, India, Japón, etc.

La actual subida del petróleo, no sólo muy acusada sino también muy rápida, está mostrando que la única alternativa viable en la actualidad es la energía nuclear.

Las energías alternativas están muy bien y deben continuar desarrollándose, pero no van a ser capaces de mover el mundo en los plazos, cada vez más cortos, que impone la subida del petróleo. Renunciar al desarrollo de nuevas centrales nucleares, cada vez más seguras y eficientes, supondría graves problemas económicos en un futuro mo muy lejano.

Hace pocos días la petrolera brasileña Petrobras ha superado en capitalización bursátil a Microsoft y se ha convertido en la sexta empresa más grande del mundo. Más allá de la anécdota, ya que en unos pocos días o meses Microsoft podría volver a superar en tamaño a Petrobras, lo importante es apreciar el cambio que están llevando a cabo muchos países emergentes en los últimos tiempos. El hecho de que una empresa brasileña fuera la sexta empresa más grande del mundo o de que empresas indias comprasen gigantes industriales europeos como Arcelor era algo impensable hace unos pocos años.

Muchos de estos países emergentes pronto serán países emergidos. La diferencia de riesgo entre los países desarrollados y los emergentes cada vez es más pequeña. Esto supone una mayor estabilidad para los inversores de los países desarrollados, que cada vez en mayor medida irán destinando parte de su patrimonio a invertir en estos países por el mayor crecimiento de sus economías.

Como referencia, Petrobras vale en Bolsa unas 6 veces más que Repsol.

BMW y Mercedes están estudiando aliarse para realizar algunos procesos de forma conjunta y de esa forma ahorrar costes. Entre esos procesos podría estar la fabricación de motores.

El sector del automóvil está sometido a una doble presión por el aumento del precio del petróleo:

Por ello los fabricantes se enfrentan a un entorno muy difícil que requerirá soluciones a veces sorprendentes, como la unión de 2 rivales para fabricar piezas de forma conjunta.

Pero el gran reto es construir coches que no funcionen con combustibles fósiles, sino con hidrógeno o electricidad, por ejemplo. Y aquí es donde tendría más sentido la alianza de BMW y Mercedes, ya que la construcción de estas nuevas tecnologías requerirá un gran esfuerzo tanto humano como técnico y la unión de dos fuerzas, aunque sean rivales, podría acelerar la llegada de estas tecnologías.