Image

Consigue tu Independencia Financiera para transformar tu vida y jubilarte como te mereces, y cuando tú decidas.

"Soy uno de los autores más vendidos en Amazon España desde 2013"
Image

Clases de economía


Los impuestos a las empresas provocan su huída del país y el aumento del paro

Cuando un país establece unos impuestos altos a las empresas que se instalan en su territorio provoca que estas se marchen a otros países, aumentando el paro y la pobreza del país que tiene los impuestos altos.
Una de las muchas ventajas que tiene la Globalización es que está aumentando la competencia fiscal entre países. Hace unas décadas los Estados podían elevar la presión fiscal a las empresas incluso hasta niveles confiscatorios sin que estas pudieran hacer prácticamente nada para defenderse. La Globalización está quitando poder a los Estados y cada vez es más fácil para una empresa trasladarse de un país a otro y evitar que un Estado le quite una gran parte de la riqueza que ha generado.
Cuanto más porcentaje de sus beneficios conserven las empresas mayor capacidad de acometer inversiones en el futuro tendrán, lo que hará aumentar el empleo y la riqueza de toda la población.
Los Estados que mantienen presiones elevadas sobre las empresas con la excusa de proteger a los más débiles lo que realmente están consiguiendo es ahuyentar a las empresas y perjudicar a los más desfavorecidos, que se quedarán sin trabajo y cada vez les resultará más difícil encontrar uno nuevo.
Además, cuando una empresa se marcha de un país ya no paga impuestos en ese país, ni muchos ni pocos.
El dinero debe estar en manos de aquellos que lo han generado, las empresas y los ciudadanos, y que además son los que saben cómo crear riqueza, que es la única forma de acabar con la pobreza.
Puedes leer muchos artículos similares a este en la sección de ”Economía y Democracia”

Si te interesan estos temas, te interesará mi libro "Pensiones públicas: La esclavitud de nuestra época (Así empobrecen a la población para controlarla y manipularla)", que puedes comprar en Amazon en el siguiente enlace (Precio: 2,70 € libro electrónico, 5,92 € libro de papel):


Los impuestos con distintos tramos de gravamen favorecen la economía sumergida

Determinados impuestos, como el del IRPF en España, van elevando el porcentaje que debe pagarse según va aumentando el nivel de beneficios o ingresos.
Esto hace que cada vez sea menos interesante trabajar más y producir más, ya que el porcentaje de la riqueza generada que se conserva es menor.
Una de las conductas que esto provoca es el aumento de la economía sumergida. Al pasar de ciertos límites todo aquél que tiene posibilidad de cobrar por sus productos o servicios sin declarar esos ingresos al Estado lo hace.
Cuando los impuestos son bajos a muy poca gente le merece la pena correr el riesgo de incumplir la Ley, pero a medida que los impuestos van aumentando también lo hace el de gente que decide correr el riesgo. A partir de ciertos niveles de impuestos el número de personas que no están dispuestas a que el Estado se quede con la mayor parte del dinero que han generado es muy elevada.
Esto trae consigo todos los problemas asociados a la economía sumergida; falta de seguridad jurídica en las transacciones comerciales, nula recaudación por parte del Estado, falseamiento de estadísticas y cifras oficiales, etc.
La solución a este problema es que el Estado reduzca fuertemente sus gastos y el nivel de impuestos a niveles sostenibles que puedan ser asumidos por los ciudadanos.
Puedes leer muchos artículos similares a este en la sección de ”Economía y Democracia”

Si te interesan estos temas, te interesará mi libro "Pensiones públicas: La esclavitud de nuestra época (Así empobrecen a la población para controlarla y manipularla)", que puedes comprar en Amazon en el siguiente enlace (Precio: 2,70 € libro electrónico, 5,92 € libro de papel):


Los especuladores son buenos para la sociedad, a pesar de su mala fama

A pesar de la creencia generalizada la existencia de especuladores es muy positiva para los “no especuladores”.
Simplificando mucho la labor de los especuladores consiste en comprar barato y vender caro, obteniendo como beneficio la diferencia entre el precio de venta y el de compra.
Habitualmente se les acusa de elevar los precios con sus compras, perjudicando a todos aquellos que no desean especular y obligándoles a pagar precios más altos de los que tendrían que pagar si no existieran los especuladores.
Pero los especuladores compran cuando los precios son baratos, que son precisamente los momentos en los que la mayoría de los “no especuladores” quieren vender. Precisamente por eso los precios han caído, ya que si la mayoría de los “no especuladores” quisieran comprar los precios no caerían. Las compras de los especuladores en estos momentos de caída lo que hacen es frenar el descenso de los precios y permitir a los “no especuladores” vender (es lo que quieren hacer en esos momentos) a precios más altos de los que conseguirían si no existieran los especuladores. Es decir, si los especuladores no existieran los “no especuladores” tendrían que bajar aún más los precios hasta encontrar a otro “no especulador” que accedise a realizar la compra-venta.
Posteriormente los precios suben porque muchos “no especuladores” quieren comprar. En ese momento los especuladores venden lo que previamente habían comprado a un precio inferior obteniendo su beneficio. Pero esa venta lo que hace es frenar la subida de los precios, ya que si los especuladores no vendiesen la oferta sería aún más reducida y los “no especuladores” tendrían que pagar precios aún más altos para que otro “no especulador” accediese a vender.
En definitiva, los especuladores suavizan los movimientos de los precios y dan estabilidad y liquidez a los mercados, gracias a lo cual los “no especuladores” obtienen precios más altos cuando quieren vender y necesitan pagar precios más bajos cuando quieren comprar.
Este es el funcionamiento normal en cualquier mercado aceptablemente libre y transparente como la Bolsa, las divisas o la renta fija.
El problema surge cuando el Estado interviene fuertemente un mercado y hace que coincidan en el tiempo las compras de los especuladores con las compras de los “no especuladores”. En estos casos es totalmente cierto que las compras de los especuladores perjudican a los “no especuladores” porque les obligan a pagar precios más altos. Pero la culpa de esta situación no la tienen los especuladores, sino la intervención del Estado, que es la que distorsiona el mercado y crea problemas que no deberían existir.
El caso más claro es el mercado inmobiliario, con su disparatada intervención del suelo. La oferta de suelo está limitada de forma artificial y arbitraria por los Estados, causando graves perjuicios a la población y obligándoles a pagar por sus viviendas precios muy superiores al valor de las mismas. La situación es realmente sangrante debido al importe de las viviendas, que obliga a la mayoría de los ciudadanos a estar pagando esa sobrevaloración totalmente artificial e injustificable durante 20, 30 ó 40 años y afectándoles de forma muy negativa a lo largo de toda su vida, deteriorando su situación financiera y sus posibilidades de acumular un patrimonio que les permita vivir mejor de forma clara.
Si la oferta de suelo no estuviera restringida los precios de las viviendas serían muy cercanos a su valor, y por tanto muy inferiores a los precios que se consideran “normales” y que son producto de la restricción artificial de la oferta.
Cuando se produce una burbuja inmobiliaria y los precios llegan a cotas insostenibles los políticos suelen conseguir echarle a la culpa a los especuladores que se han enriquecido con la burbuja de los problemas que tienen los “no especuladores” para comprar una vivienda. Pero las ganancias de los especuladores en estos casos de intervención del suelo no sólo están provocadas por los políticos, sino que son ridículas en comparación con las ganancias de los recalificadores (políticos) que son los que dicen dónde se puede construir y dónde no según su “criterio” personal.
En otros mercados como los de materias primas (petróleo, alimentos, etc.) también intervienen muchos Estados restringiendo la oferta y creando problemas similares a los que crean en el mercado inmobiliario.
Especular no es manipular precios. Es intentar obtener un beneficio totalmente legítimo a cambio de correr un riesgo elevado. Y además es muy difícil hacerlo con éxito, en mercados no intervenidos por el Estado. Los especuladores son beneficiosos para el resto de la población, siempre que el Estado no manipule las reglas del juego.
Puedes leer muchos artículos similares a este en la sección de ”Economía y Democracia”

Si te interesan estos temas, te interesará mi libro "Pensiones públicas: La esclavitud de nuestra época (Así empobrecen a la población para controlarla y manipularla)", que puedes comprar en Amazon en el siguiente enlace (Precio: 2,70 € libro electrónico, 5,92 € libro de papel):


¿Es importante la diferencia entre los ricos y los pobres?

La mayoría de medios de comunicación anuncian constantemente que la diferencia entre los ricos y los pobres ha aumentado en determinado país o en todo el mundo como si fuera la mayor de las tragedias. ¿Es tan malo que aumente la diferencia entre los ricos y los pobres?. Es más, ¿tiene alguna importancia o es algo totalmente irrelevante?.
Sólo es posible igualar a ricos y pobres arruinando a todo el mundo. Supongamos 2 escenarios distintos:

  1. Bill Gates aumenta su patrimonio en un año un 30% y el sueldo medio de los africanos aumenta un 20%
  2. Bill Gates disminuye su patrimonio en un año un 30% y el sueldo medio de los africanos disminuye un 20%
Es evidente que es preferible el escenario 1, a pesar de que supone un aumento de la diferencia entre ricos y pobres. La diferencia entre ricos y pobres es un dato irrelevante, lo importante es que los pobres dejen de ser pobres.
La mayoría de los medios de comunicación, según se desprende sus palabras, prefieren el escenario 2 porque disminuye la diferencia entre ricos y pobres. Pero deberían pensar que están hablando de personas y que los africanos ya viven extremadamente mal como para vivir un 20% peor, le pase lo que le pase a Bill Gates por mucha envidia y resentimiento que le tengan.
Por supuesto, también puede suceder que Bill Gates incremente su patrimonio un 20% y los africanos vean aumentado su sueldo medio un 30%. La diferencia entre ricos y pobres es un dato totalmente irrelevante por muchos millones de veces que los medios de comunicación le den una importancia que no tiene. Lo importante es que desaparezca la pobreza, y la única manera de eliminar la pobreza es creando riqueza. Es falso que “lo que gana uno lo pierde el otro”. Para los más pobres es positivo que aumente el número de ricos, ya que eso supone un aumento de la riqueza global y una mayor facilidad de abandonar la pobreza.
Reducir la diferencia entre ricos y pobres es un objetivo absurdo y contraproducente. El objetivo debe ser reducir el número de pobres.
Nota: Según los estudios más serios que he leído (como los de la Fundación Heritage, por ejemplo) la diferencia entre ricos y pobres lleva décadas reduciéndose en el mundo, especialmente en los países que han adoptado economías liberales y capitalistas. Pero esto no quita para que esta diferencia siga siendo irrelevante y los esfuerzos deban a dirigirse a reducir el número de pobres, no la distancia que les separa de los más ricos.
Puedes leer muchos artículos similares a este en la sección de ”Economía y Democracia”

Si te interesan estos temas, te interesará mi libro "Pensiones públicas: La esclavitud de nuestra época (Así empobrecen a la población para controlarla y manipularla)", que puedes comprar en Amazon en el siguiente enlace (Precio: 2,68 € libro electrónico, 5,92 € libro de papel):


El agotamiento de los recursos

El agotamiento de los recursos naturales en un futuro cercano es un tema recurrente.
Hace 5.000 años, por ejemplo, los habitantes de la Tierra no pensaban en tener coches, aviones, teléfono móviles, internet, etc. Tenía infinitamente menos cosas de las que disfrutamos actualmente pero su sensación de escasez y de recursos limitados era mucho mayor que la que tenemos ahora. Además la población era mucho más reducida que la actual y la esperanza de vida media también era más baja. ¿Por qué debemos aceptar como hecho irrefutable que hemos llegado al techo máximo del desarrollo de la Humanidad y sólo nos queda la cuesta abajo?.
El agotamiento de los recursos no es más que un miedo psicológico que no se basa en hechos reales.
La teoría del agotamiento de los recursos ya demostró ser un fracaso en infinidad de ocasiones antes de nacer todos los que ahora poblamos la Tierra. Según esta teoría la Humanidad debería haberse extinguido hace siglos, pero es evidente que no ha sido así.
Un ejemplo reciente. En los años 70 el gas natural no se usaba para nada porque no se le encontraba ninguna utilidad. Cuando lo encontraban al perforar un pozo petrolífero ese pozo perdía valor porque antes de poder sacar el petróleo tenían que deshacerse del gas y eso les costaba tiempo y dinero. Hoy en día el gas natural es una de las principales fuentes de energía del mundo y a nadie se le ocurre tirarlo. Lo mismo ha pasado y volverá a pasar en el futuro con infinidad de nuevos materiales y recursos.
La Humanidad no ha parado de avanzar a lo largo de su Historia. Pero esos avances jamás se han debido a los que decían que ya no se podía avanzar más, sino a los que han buscado romper los límites conocidos y conseguir nuevas metas.
El éxito de las teorías sobre el agotamiento de los recursos se basa en un factor psicológico. Los grandes avances los producen una minoría de la población, los individuos más preparados. La mayoría de la gente no es capaz de realizar esos descubrimientos importantes, como por otra parte es lógico. El problema es que eso hace que a mucha gente le parezca más creíble que ya no se van a producir nuevos descubrimientos que invaliden la teoría del agotamiento de los recursos, ya que ellos no son capaces de descubrir esos nuevos recursos. Afortunadamente es suficiente con que la minoría más preparada encuentre esos nuevos recursos para que los pueda disfrutar el resto de la Humanidad.
Puedes leer muchos artículos similares a este en la sección de ”Economía y Democracia”

Si te interesan estos temas, te interesará mi libro "Pensiones públicas: La esclavitud de nuestra época (Así empobrecen a la población para controlarla y manipularla)", que puedes comprar en Amazon en el siguiente enlace (Precio: 2,70 € libro electrónico, 5,92 € libro de papel):


Libros

Image
We use cookies

Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies. Ten en cuenta que si las rechazas, puede que no puedas usar todas las funcionalidades del sitio web.