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Las cuentas del Estado son básicamente iguales a las de cualquier ciudadano. Por un lado están los ingresos, que son el dinero que quita a los ciudadanos a través de los impuestos, y por otro los gastos.
Si los ingresos son superiores a los gastos el Estado tiene superávit y si los gastos superan a los ingresos el Estado incurre en déficit. Hay dos formas de cubrir el déficit público:
- Aumentar los impuestos
- Emitir deuda: Es el equivalente a pedir un préstamo para un ciudadano
Aumentar los impuestos es malo para la economía porque supone que los ciudadanos conserven en su poder un porcentaje aún menor de sus ingresos y que su capacidad de crear riqueza disminuya, por lo que en el futuro aumentarán el desempleo y la pobreza.
La emisión de deuda supone captar un dinero del sector privado (ciudadanos, empresas, fondos de inversión, etc.) que podría destinarse a inversiones más productivas que crearan empleo y riqueza si el Estado no hubiera incurrido en déficit. Además la deuda, más los intereses, habrá que pagarla antes o después por lo que la emisión de deuda implica un aumento de los impuestos en el futuro, con todas las consecuencias negativas que eso supone.
Todo déficit público, más sus intereses, deberá ser pagado por los ciudadanos antes o después. Si un ciudadano no controla su presupuesto deberá hacerse cargo de sus propios errores, pero la irresponsabilidad de los políticos deberá ser pagada por el bolsillo de los ciudadanos.
Cualquiera de las 2 soluciones es mala para la economía, por lo que el Estado, igual que hace cualquier ciudadano, debe evitar gastar más dinero del que ingresa. Para ello hay 2 posibilidades; aumentar los ingresos (es decir, los impuestos) o disminuir los gastos.
Conseguir superávit a base de aumentar los impuestos destruye riqueza y tiene fecha de caducidad, ya que cuanta más riqueza se destruya menos impuestos podrá recaudar el Estado en el futuro por mucho que los suba. Llega un momento en que la recaudación disminuye aunque que suba el tipo de gravamen de los impuestos, ya que la sociedad cada vez tiene menos capacidad de generar riqueza.
La forma correcta de conseguir superávit y que más riqueza crea para el conjunto de la economía es reducir los gastos en mayor medida de lo que se reducen los ingresos (impuestos).
Si el superávit se utiliza en reducir la deuda pública los gastos del Estado en el futuro serán menores (al reducir la deuda también se reducen los intereses que habrá que pagar en el futuro) y eso permitirá bajadas adicionales de impuestos.
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