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Las mentiras de la crisis
Las mentiras de la crisis: “Hemos ahorrado X miles de millones de euros subiendo los impuestos”
Quitar dinero a otros no es ahorrar. Ni se le parece.
Ahorrar es gastar menos dinero. Punto.
Muchas administraciones públicas españolas han anunciado grandes planes de “ahorro” para salir de la crisis que consisten, básicamente, en subir los impuestos ya existentes o crear otros nuevos.
Además de la inmoralidad que supone el hecho de quitar más dinero a una población que está siendo saqueada desde hace décadas, es evidente que ingresar más dinero no es gastar menos dinero.
Es una de esas mentiras que no por repetirse hasta la saciedad se convierten en verdad, aunque a mucha gente le dé esa impresión.
El problema de esta crisis, y lo que la ha causado, es la desmedida codicia de la casta política, y seguir aumentando esos niveles de codicia no va a solucionar la crisis, sino que la va a empeorar.
Las administraciones públicas, todas, tienen que ahorrar de verdad, no quitar aún más dinero a los ciudadanos para seguir viviendo a su costa, arruinándoles y humillándoles sin ningún límite moral.
Decía Confucio que “cuando las palabras pierden su significado, las personas pierden su libertad”, y este es un magnífico ejemplo.
Llamar “ahorrar” a lo que no lo es en este caso es una forma clara y directa de atacar, aún más, a la propiedad privada de los ciudadanos y, por tanto, de recortar, aún más, su libertad.
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Las mentiras de la crisis: “La austeridad impide el crecimiento”
Es evidente que si todo el mundo reduce su consumo a la vez la economía va a sufrir un deterioro muy importante, porque ese parón de la actividad hará que muchas personas pierdan sus empleos, sea más difícil pagar las deudas acumuladas, etc.
Sería una situación nefasta para la economía, ya que lo único que haría es agravar la situación y aumentar los problemas, no reducirlos. Es evidente.
Tan evidente que nadie propone algo así.
Cuando se pide austeridad se habla, siempre, de austeridad del sector público. No de austeridad “en general”, para todo el mundo.
Es decir, lo que se pide es que la casta política reduzca su nivel de corrupción y baje de forma significativa el inmoral nivel de impuestos que la población sufre desde hace décadas. Es evidente que el dinero público se gasta mal, en unos casos por inefiencia y dejadez (“qué más da”) y en otros por corrupción pura y dura.
Por tanto, las administraciones públicas deben gastar el mínimo imprescindible para el funcionamiento de los servicios básicos, y dejar que el resto de la riqueza creada permanezca en manos de aquellos que la han creado, ciudadanos y empresas. Y que, por tanto, son sus legítimos dueños y son los que tienen la capacidad intelectual, la motivación y la legitmidad moral para gastar o invertir esa riqueza de una forma eficiente y eficaz. Como mejor estime cada uno, que para eso es el dueño de la riqueza que ha creado.
Es bueno, muy bueno, que el sector privado gaste dinero, en aquello que cada uno desee.
Pero es malo, muy malo, que el Estado quite a los ciudadanos la mayor parte de la riqueza que generan para desperdiciarla de forma miserable.
La austeridad de las administraciones públicas, por tanto, no debe ser algo temporal hasta que pase la crisis, sino algo permanente y estructural, que debe mantenerse de forma indefinida. Porque eso hace que haya más dinero en manos del sector privado, y que esa mayor cantidad de dinero en manos privadas se utilice de forma eficiente y genere más riqueza.
Por tanto, la austeridad del sector público es una de las cosas que más impulsan el crecimiento de la economía.
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Las mentiras de la crisis: “Los bancos han sido rescatados con dinero público”
En España hay dos tipos principales de entidades financieras.
Los bancos, que son entidades privadas, y que en la mayoría de los casos cotizan en Bolsa y cuentan con miles o millones de accionistas, según su tamaño.
Las cajas de ahorros, que son entidades públicas gestionadas por políticos y sindicalistas.
Los bancos no han sido rescatados con dinero público en en ningún caso, salvo la excepción del Banco de Valencia. El Banco de Valencia era una filial de Bancaja (nombre comercial de la Caja de Ahorros de Valencia, Castellón y Alicante), y por tanto era un banco semipúblico. Los gestores del Banco de Valencia eran elegidos por los políticos y sindicalistas que gestionaban Bancaja.
A principios de 2013 cotizan en la Bolsa española los siguientes bancos: Banco Santander, BBVA, Banco Popular, Bankinter, Banco Sabadell y Banesto (que en el primer semestre de 2013 será absorvido por el Banco Santander).
Ninguno de estos bancos ha recibido ayudas públicas.
En los últimos años han desaparecido varios bancos que antes de la crisis cotizaban en Bolsa, absorbidos por otros bancos. El Banco Popular absorbió a sus filiales (Banco de Andalucía, Banco de Castilla, Banco de Vasconia, Banco de Galicia y Banco de Crédito Balear) y al Banco Pastor. El Banco Sabadell absorbió al Banco Guipuzcoano. Tampoco estos bancos absorbidos recibieron ayudas públicas.
Todas las entidades que han recibido ayudas públicas eran cajas de ahorros, y por tanto estaban gestionadas por políticos y sindicalistas: Bankia (Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caixa Layetana, Caja Rioja, Caja Ávila y Caja Segovia), Caja Castilla la Mancha, Caja de Ahorros del Mediterráneo, Caixa Catalunya, Novacaixagalicia (Caixa Galicia y Caixanova), Unnim (cajas de ahorros de Sabadell, Tarrasa y Manlleu), etc.
Muchas cajas de ahorros han cambiado su nombre para incluir en él la palabra “banco”, o algo similar, pero no por ello se convierten en lo que no son.
Un ejemplo es Bankia.
Otro es Novacaixagalicia Banco, que es el nombre que ha adoptado Novacaixagalicia. Esta misma caja de ahorros ha creado una filial, Evo Banco, con las sucursales que tenía fuera de Galicia, Asturias y León.
Banco Ceiss es la unión de Caja España y Caja Duero.
Liberbank es la unión de Cajastur, Caja de Extremadura, Caja Castilla La Mancha y Caja Cantabria
Banco Caja 3 es la unión de CAI (Caja de Ahorros Inmaculada, de Aragón), Caja Círculo (de Burgos) y Caja de Badajoz.
Banco del Mare Nostrum es la unión de Caja Granada, Caixa Penedés, Sa Nostra (también caja de ahorros) y Caja Murcia
Como ve, la tantas veces oída y leída frase “¡Están rescatando a los bancos con nuestro dinero!” es rotundamente falsa.
Lo que ha sucedido en realidad es que los políticos y sindicalistas han cogido el dinero de los ciudadanos para ayudarse a sí mismos, inyectándolo en las cajas de ahorros, que eran las entidades financieras que ellos mismos gestionaban, y que en muchos casos han llevado a la quiebra por una mezcla de corrupción e incompetencia.
Y, por otro lado, ese clamor popular de “¡que sean los accionistas de los bancos los que paguen los errores de los bancos!” se está cumpliendo a rajatabla.
Porque, por desgracia, los “accionistas” de estas entidades corruptas e ineficientes que son las cajas de ahorros somos todos los contribuyentes, ya que son entidades públicas. Así que los “dueños” de estas cajas de ahorros, los ciudadanos, estamos pagando “nuestros” errores con nuestro dinero (este “nuestro” ya sin comillas, porque el dinero nos lo han quitado de verdad), a través del dinero que nos quitan con los impuestos.
Y es evidente que no puede ser de otra forma, porque es imposible encontrar a alguien que pague estos agujeros voluntariamente de su bolsillo, como cualquiera puede entender fácilmente. Los agujeros de la caja de ahorros X no los van a pagar los accionistas de Bankinter, ni los del Popular, ni los de Iberdrola, ni los socios del Betis, ….
Por todo ello creo que debería prohibirse la existencia de la banca pública, y que los hechos que se han producido en el pasado en las cajas de ahorros deben ser investigados penalmente.
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Las mentiras de la crisis: “No hay dinero”
Esta ha sido una excusa muy utilizada para justificar todo tipo de ataques a la propiedad privada, como las disparatadas e inmorales subidas de impuestos que se han producido en los últimos años.
Como “no hay dinero”, se supone, los ciudadanos deben dejarse quitar todo el dinero que quieran los políticos, sin la más mínima protesta. Deben bajar su nivel de vida todo lo que haga falta (los ciudadanos, se entiende), para que la casta política pueda seguir viviendo igual que siempre, a costa del dinero de los ciudadanos.
Pero sí hay dinero, y mucho, porque millones de españoles siguen trabajando y generando riqueza, que es tirada de forma miserable en:
- Mantener más de 8.000 ayuntamientos en un país que no debería tener más de 800
- Mantener las diputaciones, mancomunidades, cabildos, etc.
- Mantener miles de empresas públicas que en su gran mayoría pierden dinero desde el día que se crearon
- Mantener cientos de medios de comunicación públicos
- Mantener decenas de miles de coches oficiales
- Mantener el Senado
- Mantener unas 400-500.000 personas (ni siquiera se sabe el número exacto, lo cual ya de por sí es gravísimo) que viven de una u otra forma de la política, y muchísimo mejor que el ciudadano medio
- Etc.
Es evidente que sí hay dinero, y mucho, porque todos estos organismos siguen abiertos, gastando dinero y quitándoselo de forma continua a los ciudadanos, en cantidades inmensas.
Hay dinero, y mucho, pero la mayor parte nos lo quitan los políticos para seguir viviendo, sin trabajar, muy por encima de cómo viven los ciudadanos (dueños legítimos de ese dinero que la casta política les quita a diario).
Si de verdad no hubiera dinero todos esos organismos e instituciones tendrían que haber cerrado ya, pero siguen abiertas, y sin la más mínima intención de dejar de quitar el dinero a los ciudadanos en el futuro.
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Las mentiras de la crisis: “Los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”
Esta es, se supone, una de las principales causas de la crisis. Los españoles nos creímos más ricos de lo que éramos y ahora tenemos que “pagarlo” (en todos los sentidos).
No sólo no es cierto, sino que tiene segundas intenciones.
La realidad no es que los españoles vivieran por encima de sus posibilidades hace unos años, sino que la casta política española lleva décadas vivivendo muy por encima de las posibilidades de los españoles.
Cada uno puede hacer con su dinero lo que quiera, pero con el dinero de los demás hay que ser extremadamente cuidadoso. En España el gasto público ya era muy elevado en el año 2000, pero a partir de ese momento subió de forma imparable hasta duplicarse en el año 2011. Es decir, la casta política quitó a los españoles en el año 2011 el doble de la ya monstuosa cantidad que le quitó en el año 2000.
La culpa de la crisis no es, bajo ningún concepto, de los ciudadanos que se compraron un Audi, un Mercedes o un BMW a principios del siglo XXI. Puede que muchos deberían haber ahorrado algo más, pero simplemente estaban utilizando el dinero que habían ganado honradamente como mejor les parecía. Eso puede hacer que alguien tenga problemas si ha hecho mal los cálculos de lo que puede o no puede pagar, pero no desestabiliza un país, como ha sucedido en estos años en el caso de España.
Duplicar un gasto público que ya era monstruoso es un ataque a la propiedad privada que muy dificilmente puede soportar una sociedad sin sufrir grandes convulsiones, como todo el mundo ha podido comprobar.
Por tanto, la culpa de la crisis no es de los que se compraron un Audi A3 con su dinero, sino de los que se compraron un Audi A8 blindado y con chófer con el dinero que le quitaron a los demás.
¿Y las segundas intenciones de esa falsa afirmación?
Hacer creer a la población que los culpables son ellos por haber creado riqueza y haberla utilizado como mejor les parecía. Lo cual es fundamental para ocultar el saqueo al que se están viviendo sometidos esos ciudadanos, y con ello aplicar soluciones falsas a un problema que no es tal.
Si los españoles creen que la culpa fue suya están aceptando que no saben gestionar su dinero, y que por tanto no se les debe dejar libertad para gestionar la riqueza que generan. Así que lo mejor es que el Estado les quite un mayor porcentaje de la riqueza que generen en el futuro, a través de las nefastas e inmorales subidas de impuestos que permiten a la casta política seguir viviendo por encima de las posibilidades de los españoles.
Pero la realidad es que son los políticos los que no saben gestionar dinero, y por tanto deben gestionar la mínima cantidad de dinero posible. Cuanto más dinero gestionan los políticos más riqeuza destruyen, y peor vive la población que ha generado esa riqueza que han destruido los políticos.
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