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Fondos de inversión y planes de pensiones

Ventajas y desventajas de los planes de pensiones

Creo que es más interesante ir formando una cartera de acciones sólidas a muy largo plazo que tener un plan de pensiones. Las principales ventajas que encuentro a la cartera de valores son:
  1. La cartera de valores produce una renta periódica: Esta renta puede utilizarse con total flexibilidad; comprar más acciones para la cartera, destinarla al consumo, utilizarla para pagar la hipoteca de un inmueble, etc.

  2. La cartera de valores tiene una liquidez total: En cualquier momento pueden venderse los valores total o parcialmente para modificar la estrategia de inversión, como por ejemplo adquirir inmuebles, crear un negocio propio, etc. Incluso es posible obtener la liquidez para estos nuevos fines (inmuebles, negocios propios, etc.) y al mismo tiempo mantener la misma exposición a la Bolsa que ya teníamos, utilizando derivados financieros. Aunque la utilización de los derivados financieros (opciones y futuros) para estos fines requiere un conocimiento superior al del inversor medio.

  3. Las comisiones que se pagan por mantener una cartera de valores son significativamente más bajas que las que se pagan por tener un plan de pensiones: Es lógico que sea así, ya que al contratar un plan de pensiones (o un fondo de inversión) estamos enacargando a otros que tomen las decisiones de inversión (qué comprar o vender, cuándo hacerlo, en qué proporción, etc.) y por tanto nos cobrarán por su trabajo. Esta diferencia en las comisiones afecta de manera apreciable a la rentabilidad final obtenida.
Sin embargo, los planes de pensiones también tienen sus ventajas, especialmente para aquellos inversores a los que les falte tiempo, conocimientos y/o disciplina en la gestión del dinero para gestionar una cartera de valores:
  1. No es necesario un gran conocimiento del mercado: Una vez que se ha elegido el plan de pensiones (lo cuál tambien requiere algo de conocimiento o asesoramiento) ya no hay que tomar más decisiones. El que lo desee puede optar por cambiar un plan que invierta en bolsa española por otro que lo haga en bolsa americana o europea, por ejemplo, según su criterio y expectativas. Pero no es imprescindible tomar este tipo de decisiones, que por otra parte tampoco aseguran una rentabilidad superior. Gestionar una cartera de valores requiere tomar periódicamente decisiones sobre qué comprar/vender, cuándo hacerlo, cómo reinvertir los dividendos, etc. Para algunos inversores esto puede ser muy divertido, pero para otros puede ser inasumible por falta de tiempo, interés, conocimiento, etc.

  2. No se necesita tiempo ni discplina: Una vez abierto el plan el banco se encarga de realizar las aportaciones de forma automática, sin que el inversor haga absolutamente nada. Esta característica es muy útil para personas con una gran tendencia al gasto y una ausencia casi total de disciplina financiera. Gestionar una cartera de valores no requiere una gran cantidad de tiempo, pero hay que informarse periódicamente sobre la evolución de los mercados y valores, meditar sobre las decisiones que deben tomarse, etc.

  3. Fiscalidad: La fiscalidad de los planes de pensiones es muy atractiva. Las aportaciones realizadas al plan se reducen directamente en la parte general de la base imponible. El límite para beneficiarse de la desgravación es la menor de las siguientes cifras:

    • 10.000 euros (12.500 euros para los mayores de 50 años)

    • El 30% (50% para los mayores de 50 años) de la suma de los rendimientos netos del trabajo y de las actividades económicas.
Puede aportarse dinero al plan por encima de estos límites, pero las cantidades que los sobrapasen no podrán restarse de la parte general de la base imponible. Por tanto es mejor ingresar las cantidades que pasen del límte en un fondo de inversión por su mayor liquidez, ya que en el plan de pensiones quedarían “atrapadas” hasta el momento del rescate.
Ambas opciones ( plan de pensiones y cartera de valores ) son compatibles, por lo que pueden utilizarse conjuntamente.

Características de un plan de pensiones

Al contratar un plan de pensiones la decisión más importante es en qué vamos a invertir; renta variable, renta mixta, renta fija, etc. A largo plazo la mayor rentabilidad se obtiene con los planes que invierten el 100% en renta variable. La mayoría de planes invierten con una gran diversificación, por lo que la seguridad de un plan de renta variable, a largo plazo, es prácticamente la misma que la de uno de renta fija. Cuando queden muy pocos años (menos de 5 aproximadamente) para la jubilación puede ser una buena opción trasladar todo o una parte del capital acumulado a un plan de renta fija, dependiendo siempre de las circunstancias personales del inversor y de la situación de mercado. Un plan que invierta sólo en un sector empresarial o en una zona emergente puede ser interesante pero sólo debe invertirse en él un porcentaje pequeño del capital y siempre que tengamos un conocimiento de los mercados que nos permita decidir cuándo entrar y salir de ese plan y con cuánto dinero.
Quién tenga auténtico pánico al riesgo puede hacer un plan de renta fija, quizá metiendo un porcentaje pequeño en renta variable. Pero es importantísimo tener en cuenta la inflación. Las cosas no van a costar dentro de 40 años lo mismo que cuestan ahora. Si la rentabilidad que se obtiene en renta fija es el 5,5% y la inflación es el 3%, la rentabilidad real es sólo del 2,5%. Si la rentabilidad baja del 5,5% al 5,0% (poca diferencia) y la inflación sube al 3,5% (también poca diferencia) la rentabilidad real cae al 1,5% (5,0 - 3,5 = 1,5). En algunos momentos los planes de renta fija han llegado a dar rentabilidad real 0 ó incluso negativa. A muy largo plazo la rentabilidad real de la renta fija es positiva, pero es una rentabilidad mediocre . Se gana dinero, pero muy poco. A no ser que queden muy pocos años para jubilarse yo recomiendo meter el 100% en renta variable.
Tambien es muy importante seleccionar una buena gestora. Las 2 mejores que conozco en España son Bestinver y Fonditel. Aunque en realidad lo importante es el gestor o gestores del plan, por lo que hay que prestar atención a los cambios de gestor que puedan producirse en el plan que hayamos contratado. No hay que prestar ninguna atención a los regalos promocionales, ya sean objetos o dinero.
Cuánto antes se empiece mejor, este punto es importantísimo. 5 ó 10 años de diferencia (empezar a los 20, 25 ó 30 años, por ejemplo) pueden suponer duplicar (o incluso más) la renta a percibir en el momento de la jubilación con el mismo esfuerzo. No hay ningún momento óptimo para empezar. En un plan de pensiones lo normal es meter una cantidad pequeña cada mes, no una gran cantidad de dinero de golpe. Si al poco tiempo de abrir el plan la Bolsa baja los siguientes meses se comprará más barato, no hay ningún problema. Se invierte todos los meses de la vida de una persona, hasta la jubilación, por lo que unos meses se comprará más caro y otros más barato. Lo importante es el resultado final.
La periodicidad de la aportación puede ser mensual, trimestral o anual. Cuánto antes se ingrese el dinero mayor será la rentabilidad, ya que los mercados a largo plazo se mueven al alza (si pensáramos que lo van a hacer a la baja no abriríamos un plan de pensiones) , y por tanto cuánto más tiempo esté el dinero en el mercado más provecho sacará de ese alza. Por ejemplo, la aportación trimestral es mejor que la mensual si se realiza al principio del trimestre, pero en caso de esperar al final del trimestre sería mejor optar por la mensual. En cualquier caso este punto no es muy importante y no va a marcar una gran diferencia en la rentabilidad final.
En cambio sí que es muy importante aumentar la aportación todos los años para no perder poder adquisitivo. Cuánto más se aumente mejor, siendo el IPC el mínimo aceptable. Por ejemplo, si el primer año se ingresan 100 euros al mes y al finalizar ese año el IPC ha sido el 3%, el segundo año habría que aumentar la aportación mensual como mínimo hasta los 103 euros.
El importe de las aportaciones depende de la situación personal de cada uno. Lógicamente, cuánto más mejor. Cómo orientación general un 10% del sueldo sería un importe correcto. Normalmente los bancos tienen simuladores para calcular la pensión que se obtendría dependiendo de la aportación inicial, el número de años para la jubilación, el aumento anual de la aportación y la inflación y rentabilidad del plan previstas hasta la jubilación. Es bueno utilizarlos para decidir cuánto aportar.
En cuánto al rescate del plan, depende de lo que diga la ley el día que se jubile cada uno. De aquí a 20-40 años lo más probable es que la ley habrá cambiado, por lo que no me preocuparía mucho por eso ahora. Habrá que mirarlo cuando se acerque el momento de la jubilación. La tendencia en el mundo es bajar los impuestos, por lo que lo más probable es que la fiscalidad del rescate vaya mejorando con el paso del tiempo.
Lo ideal es reinvertir la desgravación que se obtenga en el IRPF. La razón es que la desgravación es un aplazamiento de los impuestos hasta el momento de la jubilación, no la eliminación de dichos impuestos. Si en lugar de gastar ese dinero ahora lo invertimos de forma rentable, la renta a percibir en la jubilación (o desde el primer momento si elegimos la alternativa de los fondos de inversión o la cartera de valores) será significativamente mayor. Las 3 mejores opciones son reinvertirla en el propio plan de pensiones, en un fondo de inversión o en una cartera de valores. Cada opción tiene las ventajas y desventajas ya comentadas en el artículo anterior. No merece la pena reinvertir en el plan de pensiones por encima del límite máximo que da derecho a desgravación, ya que no se obtendrá ninguna ventaja fiscal y además no podremos utilizar realizar otras inversiones en un futuro debido a la bajísima liquidez de los planes de pensiones. Los planes de pensiones sólo pueden rescatarse en caso de jubilación, fallecimiento, enfermedad grave o paro de larga duración.

Pensiones de la Seguridad Social, una estafa piramidal que ya está en quiebra

Las pensiones de la Seguridad Social siguen el mismo esquema que cualquier estafa piramidal; el dinero que aportan los nuevos entrantes se utiliza para pagar a los que salen. Si deja de entrar suficiente gente al sistema no hay dinero con que pagar a los que salen, ya que el dinero que estos aportaron en su día no está invertido en nada, se utilizó para pagar a los que salían del sistema en ese momento.
Los planes de pensiones que pueden abrirse en cualquier banco no tienen nada que ver con este tipo de estafas piramidales, entre las que está la Seguridad Social. El dinero que un cliente del BBVA (por ejemplo) aporta a su plan de pensiones no lo utiliza el BBVA para pagar la pensión a sus clientes que ya están jubilados y están cobrando las rentas de sus planes de pensiones. El dinero aportado por los clientes está a nombre de los clientes, invertido en lo que estos eligen (bonos del Estado, acciones españolas, acciones europeas, etc.). El día que se jubilen y empiecen a cobrar la renta de su plan de pensiones el dinero saldrá de la cuenta que está a su nombre, en la que está el dinero que han ido aportando más los rendimientos que les ha generado. Les será totalmente indiferente que cuando se jubilen haya mucha o poca gente abriendo planes de pensiones en el BBVA.
La Seguridad Social ya está en quiebra por dos motivos:
    1. La rentabilidad que ofrece es extremadamente baja: Esto es consecuencia de la naturaleza piramidal del sistema. Al no estar invertido el dinero en ningún activo que produzca una rentabilidad aceptable el Estado se limita a repartir el dinero existente en cada momento. Como referencia hay que indicar que una persona que cobre 1.000 euros brutos al mes está aportando a la Seguridad Social unos 300 euros al mes, sumando lo que aporta él directamente y lo que aporta su empresa por él. Si el dinero entregado a la Seguridad Social se hubiese aportado a planes privados la pensión media sería significativamente más alta.

  1. Establece normas absurdas, que ha conseguido que se acepten como algo normal, para negarse a pagar la pensión a una parte de los ciudadanos a los que ha obligado a aportar dinero previamente. Algunas de estas normas absurdas son:
      • Si no se ha cotizado durante 15 años no se puede cobrar pensión: Pero es obligatorio aportar dinero al sistema piramidal durante esos años. Si una persona mantiene un plan de pensiones en el BBVA durante 14 años, o solamente 1, al jubilarse recibirá la renta que le corresponda. Es evidente que si se mantiene el plan durante 40 años se cobrará más que si sólo se ha mantenido 10 años, pero el BBVA no se queda con el dinero de sus clientes en ningún caso. Además, ¿por qué 15 años y no 12 ó 27?. No hay ninguna razón seria para establecer la cifra en 15, es simplemente un parche para que el sistema vaya tirando sin reconocer que ya ha quebrado. A efectos prácticos la Seguridad Social ya ha quebrado para todos aquellos que hayan cotizado menos de 15 años.

      • Las viudas cobran la mitad de la pensión que le correspondía al marido: ¿Por qué? ¿Qué sentido tiene esto? Si el marido fallece el plan de pensiones del BBVA queda intacto a disposición de la viuda. En el banco no le dicen: “mire señora, cómo se ha muerto su marido hemos pensado que nos vamos a quedar con la mitad de su pensión. Y si no le gusta se j... porque tenemos mucho más poder que usted”.

      • Los herederos no reciben nada: Supongamos un matrimonio que ha contribuido, ambos, a la Seguridad Social durante 40 años. Se jubilan y desgraciadamente fallecen los 2 a los 65 años y pocos meses (o a los 64 años). Los hijos recibirían todo el dinero acumulado por sus padres en los 2 planes de pensiones del BBVA, pero no recibirían absolutamente nada por los 40 años de cotizaciones aportadas por sus padres a la Seguridad Social.

      • Varía a su libre albedrio la fórmula para calcular la pensión inicial: Tiene en cuenta los últimos X años, pero en cualquier momento lo cambia, y puede dar más peso a unos años que a otros según le parezca, etc. En el momento de empezar a cobrarte cuando empiezas a trabajar no tienes ni idea de qué fórmula se va a utilizar para calcular tu pensión el día que te jubiles.

    • Etc.
Todas estas normas tienen el mismo objetivo; no reconocer que el sistema ya ha quebrado. Por ello se van haciendo “quiebras parciales” (negando la pensión a los que hayan cotizado menos de 15 años, recortándosela de forma arbitraria y caprichosa a las viudas, quitándosela a los herederos, etc.) con idea de retrasar la quiebra total y que sean otros gobernantes los que tengan que hacer frente al problema. Mientras sigamos con el mismo sistema estas quiebras parciales continuarán aumentando; recalculando la pensión de los nuevos pensionistas para que empiecen cada vez desde niveles más bajos, negándole la pensión a los que hayan cotizado menos de 17 ó 23 años (por ejemplo), etc.
La solución es privatizar las pensiones, pasando a un sistema de capitalización (el actual se llama de “reparto”). El sistema de capitalización es el que utilizan los planes de pensiones que se contratan en cualquier banco. La transición del sistema de reparto al de capitalización es muy complicada, pero si no se hace lo que espera es, antes o después, la quiebra total del sistema. Cuánto antes empiece la transición menos problemas habrá. El Estado es capaz de hacer frente a ese cambio de sistema; reduciendo sus desorbitados gastos, privatizando las empresas públicas, privatizando servicios que presta actualmente de forma cara e ineficiente, vendiendo todos los inmuebles y terrenos que no sean imprescindibles para su funcionamiento, etc.
No se puede confiar en la Seguridad Social para tener una jubilación digna (ni siquiera para tener una jubilación, aunque sea indigna) por lo que las mejores alternativas son:

Si te interesan estos temas, te interesará mi libro "Pensiones públicas: La esclavitud de nuestra época (Así empobrecen a la población para controlarla y manipularla)", que puedes comprar en Amazon en el siguiente enlace:


FIAMM. Ventajas y desventajas respecto a sus alternativas

Los FIAMM (Fondo de Inversión en Activos del Mercado Monetario) son los fondos de inversión de renta fija que invierten a más corto plazo. Legalmente el plazo de los títulos que compren (Letras del Tesoro, Bonos del Estado, etc.) debe ser inferior a 18 meses, pero en la práctica suele estar alrededor de los 6-12 meses. Si compran Bonos del Tesoro a 30 años, por ejemplo, lo harán cuándo queden menos de 18 meses para que venza el título, es decir cuándo hayan pasado más de 28 años y medio desde que fue emitido dicho Bono. Un FIAMM puro sólo compra titulos (Letras, Bonos, etc.) emitidos por el Tesoro Público, pero hay fondos que también invierten en títulos de renta fija a muy corto plazo de empresas privadas sólidas (Bonos de Endesa, Telefónica, etc.) con el objetivo de obtener una rentabilidad ligeramente superior (del orden de unas décimas porcentuales). Estos últimos fondos no tienen la consideración legal de FIAMM por tener en cartera títulos de empresas privadas, pero en la práctica deben considerarse como tales porque tienen las mismas características, tanto de rentabilidad como de seguridad.
En un FIAMM nunca se pierde dinero (si no tenemos en cuenta la inflación) porque el valor de la participación siempre sube, ya que la renta fija a muy corto plazo no sufre caídas. El problema es que siempre hay que tener en cuenta la inflación y por eso a largo plazo no es un buen sitio para tener el dinero, ya que descontando la inflación la rentabilidad obtenida será mediocre, pudiendo incluso ser negativa. Es decir, dependiendo de la situación del mercado, y teniendo en cuenta la inflación, a veces se gana un poco y a veces se pierde un poco.
 Son un buen sitio para aparcar el dinero a corto plazo mientras se encuentra una oportunidad donde invertirlo.
Fiscalmente tienen las mismas características que cualquier fondo de inversión. La fiscalidad en España cambia constantemente, por lo que habrá que consultarla en el momento de realizar la inversión.
Las alternativas a los FIAMM son la inversión directa en Letras del Tesoro, los depósitos a plazo fijo, las cuentas de alta rentabilidad, etc.
Las Letras del Tesoro suelen dar una rentabilidad ligeramente superior a la de los FIAMM, pero la desventaja es que adquirir Letras del Tesoro conlleva una serie de comisiones (custodia, cobro de intereses, venta de las Letras para obtener liquidez, etc.) que para la mayoría de los casos hacen más recomendables a los FIAMM. Otra ventaja de los FIAMM es que se puede ingresar o retirar cualquier cantidad y las Letras del Tesoro deben comprarse o venderse de 1 en 1 (actualmente 1 Letra del Tesoro cuesta 1.000 euros), lo cual hace más flexibles a los FIAMM.
Los depósitos a plazo fijo también suelen dar una rentabilidad ligeramente superior a los FIAMM, pero su desventaja es que se no se puede disponer del dinero comprometido en cualquier momento, salvo pagando la correspondiente penalización .
Las cuentas de alta rentabilidad tienen una liquidez total y la rentabilidad puede ser ligeramente superior a los FIAMM, dependiendo de la oferta existente en cada momento. Actualmente el tratamiento fiscal de los FIAMM es más favorable, ya que hasta que no se saque el dinero no hay que pagar IRPF por los rendimientos obtenidos. En caso de traspasar el dinero del FIAMM a cualquier otro fondo de inversión, de cualquier tipo (renta variable, divisas, otro FIAMM, etc.), tampoco hay que pagar IRPF por los rendimientos hasta que se saque el dinero de ese nuevo fondo. Se puede hacer un número ilimitado de traspasos entre fondos, sin pagar IRPF hasta que se haga un reembolso del último fondo. En las cuentas de alta rentabilidad hay que pagar IRPF por los rendimientos aunque se reinviertan en la misma cuenta, pero a un inversor con una renta muy baja que no llegue al mínimo para pagar IRPF esto no le supone un problema. Como norma general las personas con rentas altas obtienen una rentabilidad financiero-fiscal (es decir, después de pagar impuestos) superior con los FIAMM, y las personas de rentas bajas con las cuentas de alta rentablidad. Pero esto depende de la situación fiscal y de mercado del momento y de la situación fiscal del inversor, por lo que cada caso debe estudiarse individualmente.

Ventajas de los fondos de inversión respecto a una cartera de valores

Las principales ventajas de la inversión a través de fondos de inversión respecto a la compra directa de acciones son:
  1. Es necesario un menor conocimiento: Esta ventaja se produce siempre y cuando se invierta en fondos que a su vez inviertan en índices amplios de mercado sin riesgo de divisa (es decir, cuya moneda sea el euro), como el IBEX 35 o el Eurostoxx 50. Si se invierte en fondos sectoriales (tecnológicas, farmaceúticas, ocio, etc.), de países emergentes o con riesgo de divisa debe tenerse un buen conocimiento para valorar de alguna forma el mercado en el que se desee invertir y poder determinar no sólo la conveniencia de hacerlo o no sino también el momento de entrar y salir. Esto no quiere decir que se pueda invertir en un fondo referenciado al IBEX 35 en cualquier momento, con cualquier cantidad de dinero y sin tener ningún conocimiento sobre la valoración de la Bolsa en dicho momento. Si una persona quiere invertir en Bolsa pero no tiene conocimientos para ello tendrá menos probablilidades de tener un disgusto invirtiendo en un fondo referenciado al IBEX 35 o al Eurostoxx 50 que comprando acciones sin nigún criterio ni estrategia definida. Pero es evidente que cuanto menores sean los conocimientos más probable es que el resultado no sea bueno.

  2. Fiscalidad: Actualmente la fiscalidad de los fondos es muy favorable en España. Si se traspasa el dinero de un fondo a otro no hay que pagar nada a Hacienda por las plusvalías obtenidas. Por ejemplo, es posible abrir un fondo de renta variable y al cabo de X años o meses (cuando pensamos que la Bolsa va bajar) traspasar todo el dinero a un FIAMM. Más adelante, si la Bolsa baja podemos volver a traspasar todo el dinero desde el FIAMM al fondo de Bolsa. En todo este proceso no habremos tenido que pagar nada a Hacienda, ni por el dinero ganado con el fondo de renta variable ni por el dinero ganado con el FIAMM. En el momento en que reembolsemos el último fondo en el que hayamos invertido (independientemente del número de traspasos que hayamos hecho) será cuando tengamos que pagar por las plusvalías generadas en todos los fondos, desde el primero hasta el último. El hecho de pagar al final y no en cada traspaso supone que el dinero que no hemos pagado a Hacienda en cada cambio de fondo ha estado en nuestro poder generando mayor rentabilidad.

  3. Las decisiones rutinarias de gestión las toma otro: Es función y responsabilidad del gestor de patrimonio decidir en qué mercados se invierte y cuándo. Pero una vez tomada la decisión de invertir en Bolsa de la zona euro (por ejemplo) es el gestor del fondo el que decide continuamente si debe comprar Deutsche Bank o Fortis o si debe vender una parte de las acciones de Telecom Italia que posee para comprar Société Générale y en qué debe reinvertir los dividendos obtenidos de la cartera del fondo. La ventaja es que el estrés que genera la toma de este tipo de decisiones y el tiempo necesario para hacerlo se “traspasan” a otro (el gestor del fondo), con lo que el inversor queda liberado de estos temas. Sin embargo debe tenerse en cuenta que esto supone un coste que no es despreciable en absoluto (comisiones del fondo) y que existe la posibilidad de que el gestor del fondo no acierte en sus decisiones y obtenga un rentabilidad inferior a la que pueda obtener un inversor que gestione su propia cartera de valores. Invertir en fondos supone menos trabajo, pero no asegura mayor rentabilidad.
En cualquier caso, igual que para invertir en empresas hay que analizar empresas, para analizar fondos de inversión hay que analizar fondos de inversión. Si se compra cualquier fondo a cualquier precio en cualquier momento y sin tener en cuenta en qué está invertido el resto del patrimonio es muy probable que no se obtenga un buen resultado. Invertir en un fondo referenciado a un índice general (tipo IBEX 35) reduce el riesgo, pero no lo anula.

Ventajas de una cartera de valores respecto a los fondos de inversión

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