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Esta estrategia se realiza con divisas como el dólar estadounidense, la libra esterlina, el franco suizo, el yen japonés, el dólar canadiense, etc.
La rentabilidad viene dada tanto por el tipo de interés que dé la renta fija de ese país como por la evolución de la divisa. De los dos factores el más importante es la evolución de la divisa, ya que el interés que se consiga por un depósito es pequeño en comparación con lo que se pueden llegar a mover los cambios de las divisas en un año, por ejemplo. El tipo de interés que se se obtenga también debe tenerse en cuenta pero es algo secundario.
Analizar las divisas desde el punto de vista fundamental es muy complicado (mucho más que analizar una empresa, por ejemplo) porque en la divisa influyen todas las variables de la economía de un país y sus relaciones con las equivalentes de los demás países.
Una solución asequible para el inversor particular es utilizar el concepto de “paridad del poder adquisitivo”, base del índice Big Mac. Este índice es relativamente fiable a largo plazo, aunque por supuesto no es infalible.
Es bueno complementar el análisis fundamental (índice Big Mac o cualquier otro sistema) con el análisis técnico y las velas japonesas.
Los instrumentos adecuados para realizar la estrategia son fondos de inversión que inviertan en renta fija o depósitos. Nunca debe hacerse comprando directamente billetes porque además de la posibilidad de robo, incendio, etc. se están dejando de ingresar los intereses correspondientes.
Como siempre que se invierte en renta fija debe estudiarse el plazo del instrumento que se utilice para desarrollar la estrategia.