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Los aranceles son una barrera comercial. Su objetivo, en teoría, es proteger la economía de un país pero su efecto es el contrario. Un arancel es un impuesto extra que tienen que pagar las empresas extranjeras.
Por ejemplo, un fabricante de herramientas extranjero tendrá que pagar todos los impuestos que tenga que pagar un fabricante de herramientas nacional más el arancel correspondiente. Eso hace que las herramientas extranjeras sean más caras que las nacionales, lo cual reducirá la demanda de herramientas extranjeras y permitirá que el fabricante nacional de herramientas siga existiendo. Los beneficios teóricos del arancel son que se han salvado los puestos del fabricante de herramientas nacional.
Pero los efectos perjudiciales son muchos otros. Se supone que las herramientas nacionales son peores y/o más caras que las extranjeras, ya que si no lo fueran no haría falta ningún arancel para que los clientes perfiriesen las herramientas nacionales. Esto implica que los ciudadanos del país están pagando más dinero del que deberían porque o bien están comprando las herramientas nacionales (más caras de por sí) o las extranjeras (con arancel). En caso de elegir las nacionales el hecho de ser unas herramientas peores hace que la productividad del país descienda.
No sólo eso, sino que el dinero que los ciudadnos se están gastando de más en pagar los aranceles o las herramientas nacionales más caras que no comprarían si no fuera por el arancel se lo están dejando de gastar en el resto de sectores de la economía, lo cual hace que la pérdida de empleos en otros sectores sea superior al número de empleos que se pretende salvar en el sector de las herramientas. El arancel sólo beneficia a los fabricantes nacionales del producto sobre el que recae dicho arancel y perjudica al resto de ciudadanos del país. En un país hay mucha menos gente dedicada a fabricar herramientas, camisetas o tomates que gente que compra esas herramientas, camisetas o tomates.
Además, mantener recursos asignados a un sector ineficiente, el de las herramientas, hace que esos recursos no se destinen a otros sectores en los que el país sí es competitivo y podría incluso exportar esos productos, lo que haría que se creara más riqueza y un mayor número de empleos de los que existen en el sector de las herramientas.
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