Los monopolios públicos destruyen empleo
En ocasiones se piensa que privatizar una empresa pública que actúa en régimen de monopolio es perjudicial para el empleo porque los nuevos dueños de la empresa llevarán a cabo una reordenación de la empresa para hacerla rentable que supondrá el despido de parte de la plantilla.
En un primer momento es así, pero después de que la antigüa empresa pública se ha convertido en una empresa eficiente es capaz de comenzar nuevos negocios y expandirse por otros países, lo que supone un aumento de su plantilla.
En cualquier caso la visión correcta no se obtiene comparando el número de empleados de la empresa antes y después de la privatización sino el número de empleados de todo el sector antes y después de la privatización.
Mientras existe el monopolio público el sector está compuesto únicamente por una empresa, dicho monopolio público.
Una vez que la empresa se privatiza y se acaba el monopolio surgen otras empresas competidoras. La existencia de un grupo de empresas competidoras en lugar de un único monopolio da lugar a la creación de multitud de empresas auxiliares que proveen productos y servicios de todo tipo.
El conjunto de empleados de todas las empresas competidoras del monopolio público más los empleados de todas las empresas auxiliares es muy superior al de personas que trabajaban en el monopolio. La privatización de la empresa y la supresión del monopolio supone un fuerte aumento del empleo.
Pero esa no es la única ventaja. Ese conjunto de empresas son capaces de obtener un volumen de beneficios muy superior a los que obtenía el monopolio, a lo que hay que añadir que los clientes obtienen una mayor cantidad de productos y servicios a mejores precios. Entre esos clientes están todas las empresas del país que gracias a esos nuevos productos y servicios a mejores precios consiguen a su vez aumentar sus beneficios y ofrecer mejores productos y servicios a sus propios clientes.
El Estado deja de cobrar los dividendos del antigüo monopolio, pero la nueva riqueza creada en toda la sociedad paga unos impuestos muy superiores a los dividendos que el Estado ha dejado de cobrar.
Todo esto se explica porque la ineficiencia destruye riqueza y crea pobreza, que son las 2 caras de la misma moneda. La existencia del monopolio estaba impidiendo la creación de una gran cantidad de riqueza a todos los niveles.
Un ejemplo muy claro son los monopolios públicos de telecomunicaciones (Telefónica, France Telecom, Deutsche Telekom, Telecom Italia, British Telecom, Telmex, etc.), algo que casi todos los países han sufrido.
En cualquiera de estos países puede compararse fácilmente el número de empresas que trabajaban en el monopolio público y el que trabajan en todo el sector de las telecomunicaciones (competidoras del monopolio, fábricantes de teléfonos, instaladoras de redes, empresas de publicidad, empresas de informática que desarrollan aplicaciones para el antigüo monopolio y sus competidores, etc.) una vez que se eliminó dicho monopolio. En todos los casos el número total de empleados se ha multiplicado exponencialmente.
No sólo hay muchas más personas trabajando en el sector de las telecomunicaciones, sino que todos los ciudadanos y empresas pueden acceder a muchos más servicios y a mejores precios, lo que repercute muy positivamente en toda la economía del país y aumenta la productividad y la competitividad de todos los demás sectores.
¿Recuerda cuánto tiempo se tardaba en conseguir dar de alta una línea telefónica en tiempos del monopolio y cuánto se tarda ahora?. Esperar meses o años en conseguir una línea de teléfono no era solamente una molestia, sino un freno tremendo a la creación de riqueza y la causa de que muchas personas estuvieran en el paro por todos los negocios que no llegaban a desarrollarse o que finalmente se realizaban pero mucho después de lo técnicamente posible y a un coste muy superior. Ese tiempo perdido y ese coste más elevado se traducen en personas apuntadas en la lista del paro en lugar de trabajando en todos los sectores de la economía. Es sólo un ejemplo entre muchos de los perjuicios que causan los monopolios públicos.
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