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Esta es una de las inversiones más arriesgadas que existen. Su riesgo es mucho mayor que el de la renta variable, aunque las rentabilidades pueden ser espectaculares.
Los bonos basura son los de más baja calidad crediticia, pertenecientes a empresas con posibilidad real de quiebra inminente. No debe confundirse un bono basura con un bono de alta rentabilidad. Los bonos de alta rentabilidad son los emitidos por empresas pequeñas y su riesgo es mayor que el de los bonos del Estado o las grandes empresas pero la posibilidad de quiebra no es algo inminente, al menos con la información pública disponible.
Supongamos una empresa que emite un bono a 1 año de 100 euros por el que ofrece un interés del 10%. En circunstancias normales ese bono se podrá vender en el mercado por un precio de alrededor de 100 euros. Por un lado le afectarán las subidas y bajadas de los tipos de interés y por otro el tiempo que quede a su vencimiento. Por ejemplo, el bono se emite el 2 de Enero del año 1 y vence el 2 de Enero del año 2, momento en que devuelve los 100 euros de capital y los 10 de intereses sumando un total de 110 euros. El 5 de enero del año 1 el bono tendrá un precio muy cercano a los 100 euros porque casi no ha transcurrido tiempo pero a medida que se acerque el 2 de Enero del año 2 su precio se irá acercando cada vez más a los 110 euros porque se acerca la fecha de cobrar esos 110 euros.
El problema surge cuando la empresa suspende pagos y existe la posbilidad real e inminente de que quiebre y cuando llegue el 2 de Enero del año 2 la empresa no pague los 110 euros prometidos. En esta situación nadie va a pagar un precio cercano a 100 euros por un bono que en cualquier momento puede valer 0 euros. Por eso el precio del bono en el mercado se acerca más a 0 euros que a 100, dependiendo de la situación en la que se encuentre la empresa. Supongamos que el bono cotiza en el mercado a 10 euros. El inversor que pague esos 10 euros los puede perder completamente al día siguiente pero existe la posibilidad, que es precisamente lo que debe valorar el inversor, de que la empresa no desaparezca y cuando llegue el 2 de Enero del año 2 pague los 110 euros que había prometido. Eso supondría que el inversor que compro el bono por 10 euros ha multiplicado su inversión por 11 en poco tiempo, ya que pagó 10 y recibe 110. Incluso es posible que la empresa quiebra y al liquidar sus activos y pagar la parte de la deuda que sea posible con el dinero obtenido los inversores reciban 30 euros por cada bono, por ejemplo. Para los inversores que compraron los bonos por 100 euros antes de que la empresa cayera en desgracia la pérdida es del 70%, pero el que compró el bono por 10 ha multiplicado su dinero por 3.
Este tipo de inversiones es extremadamente arriesgada y complicada. No sólo hay que saber de economía sino tanbien de leyes porque en estas situaciones son tan importantes o más. Por ejemplo, no todos los bonos emitidos por las empresas son iguales desde el punto de vista legal cuando llega la liquidación de la empresa y puede suceder que los que tengan determinado tipo de bono reciban 80 euros mientras otros cobran sólo 20 euros y otros nada. La situación jurídica de los megocios de la empresa también es crucial.
En muchas ocasiones este tipo de situaciones son más propias de abogados que de inversores o economistas. Y de todas formas la parte puramente económica es extremadamente complicada de analizar porque hay que tener tal conocimiento de la situación que normalmente sólo está al alcance de las personas que dirigen la empresa o de inversores superespecializados en este tipo de situaciones.