Diferencias técnicas entre el MAB y “la Bolsa”
El MAB es muy parecido a “la Bolsa”. De hecho es parte de “la Bolsa”. Pero el pequeño tamaño de sus empresas hace que el MAB tenga ciertas particularidades que es bueno conocer:
Las acciones del MAB no suelen cotizar durante toda la sesión:
Normalmente, las empresas del MAB sólo marcan 2 cambios en cada sesión bursátil, uno a las 12:00 horas y otro a las 16:00 horas. La forma de marcar estos cambios es similar a las subastas de apertura y cierre del resto de empresas que cotizan en Bolsa.
Cuando una empresa del MAB alcanza una buena liquidez, sus acciones pueden cotizar a lo largo de toda la sesión, igual que sucede con Telefónica o Ferrovial, por ejemplo. Las primeras empresas del MAB que empezaron a cotizar a lo largo de toda la sesión fueron Gowex y Carbures.
El MAB tiene poca liquidez, incluso para los pequeños inversores:
En cada uno de esos 2 cambios diarios, normalmente se negocia bastante poco dinero. “Bastante poco” son unos pocos miles de euros, en muchas ocasiones sólo 1.000 ó 2.000 euros. Incluso muchas veces no se llega a marcar cambio.
Un pequeño inversor que quiera hacer una inversión de 5.000 ó 10.000 euros en el MAB, en muchas ocasiones tendrá que repartir esa inversión en varias compras, porque no podrá hacerlo en una sola. Otras veces sí podrá comprar o vender 20.000 euros de una sola vez, por ejemplo, pero hay que tener siempre en cuenta que se negocian cantidades bajas, para optimizar el gasto en comisiones.
En la práctica, lo que debe hacerse antes de dar una orden de compra o de venta en el MAB es mirar las posiciones de compra y de venta, y procurar ajustarse a ellas.
Por ejemplo, si queremos comprar 2.000 acciones a 1,05 euros y vemos que a la venta hay 1.800 acciones a 1,05 euros, por el tema de la eficiencia en comisiones probablemente sea mejor dar una orden de compra de 1.800 acciones, y reducir un poco la inversión prevista. En caso contrario, nos cobrarían una nueva comisión por comprar esas 200 acciones restantes al día siguiente, por ejemplo.
Si en otra ocasión tenemos pensando comprar 4.000 acciones de una empresa en dos veces (2.000 acciones cada vez), para utilizar la diversificación temporal y al dar la primera orden de compra vemos que hay a la venta 2.300 acciones al precio que queremos, probablemente sea mejor comprar en esta primera ocasión esas 2.300 acciones, por si acaso en la próxima vez que vayamos a comprar no hay 2.000 acciones a la venta.
Esto reducirá, a la larga, el importe de comisiones que pague el inversor al invertir en el MAB, pero hay que tener en cuenta que las posiciones pueden cambiar en cualquier momento, lo cual implica que es posible que nosotros veamos que hay 1.800 acciones a la venta, demos la orden de compra, y a la hora de marcarse el cambio veamos que se han comprado sólo 1.000 acciones (porque se redujeron las acciones a la venta antes de marcarse el cambio real y ejecutarse las órdenes), o que se podían haber comprando 5.000 acciones (porque llegaron nuevas órdenes de venta a ese precio en el último momento).
Mirar las posiciones de compra y de venta antes de dar la orden no es un método infalible, pero ayudará a evitar que las órdenes se “partan” por falta de liquidez, y aumente el importe de las comisiones que nos cobren.
El análisis técnico tiene una utilidad limitada en el MAB:
Tampoco es que no sirva para nada, pero una de las premisas fundamentales del análisis técnico es que funciona mejor cuanto mayor es la liquidez del activo que se analiza. La liquidez en el MAB, como acabamos de ver, es especialmente baja, y por eso el análisis técnico es poco fiable.
Los requisitos de información del MAB son inferiores a los de “la Bolsa”:
Las empresas del MAB no presentan cuentas cada trimestre, sino cada 6 meses. Además, tienen menos controles, porque esos controles tienen un precio, que no es asequible para estas empresas tan pequeñas. El MAB facilita la cotización en Bolsa de esta empresas, a costa de rebajar los requisitos de información, controles realizados, etc. Esto es un mayor riesgo para el inversor, pero es inevitable, porque con los mismos estándares que en la Bolsa “normal”, las empresas del MAB no podrían cotizar.
Las empresas que salgan a cotizar al MAB deben estar en procesos de expansión:
Otra cosa es que esos procesos de expansión tengan éxito o no. Pero las empresas que salen al MAB no son empresas tipo “estamos facturando 2 millones de euros, y esperamos que todo vaya bien y dentro de 10 años estemos facturando 2 millones y medio de euros”. Para salir al MAB hay que tener planes de expansión de relevancia en relación al tamaño de la empresa.