Las dos grandes fuerzas que mueven los mercados son la codicia y el miedo
Esta frase es cierta a corto y medio plazo en algunos momentos, pero no es cierta cuando se habla del largo plazo.
A largo plazo las cotizaciones se mueven guiadas por los fundamentales de las empresas; la cotzación sigue el rumbo que le marca el valor de la empresa, establecido por su cuenta de resultados y su balance.
Pero a corto y medio plazo la psicología humana es fundamental para determinar los movimientos de la Bolsa. En estos plazos la psicología puede llegar a tener una importancia muy superior al valor fundamental de las empresas.
Los grandes rallies alcistas en muchas ocasiones están provocados por la codicia de muchos inversores que no quieren dejar de ganar un dinero “fácil”. Muchas subidas espectaculares (no todas) las provocan inversores que ni siquiera analizan el valor de las empresas, simplemente se van sumando a una bola de nieve en la que nadie quiere ser “el único que no se haga millonario”.
De la misma forma, muchas caídas fuertes están provocadas por inversores a los que les entra un miedo irracional a perder todo su dinero. Irracional porque su decisión de venta no está basada en una análisis objetivo a través del cual han llegado a la conclusión de que sus acciones están sobrevaloradas, sino que venden porque “todo el mundo vende”.
Los movimientos extremos se producen cuando la mayoría de inversores sienten a la vez codicia o miedo. Estos movimientos basados en la codicia o el miedo tienen una duración limitada, y antes o después las cotizaciones vuelven a la normalidad.