¿Por qué nos imponen superficies mínimas de parcelas?
varían mucho, y a veces de forma difícilmente comprensible. Por ejemplo, hace poco me comentaba una vecina que en la urbanización donde ella tenía un chalet, en su acera la superficie mínima eran 1.000 m2, y en la acera de enfrente, 500 m2. Aparentemente, no hay ninguna razón que esto sea así.
Pues bien, para entender por qué se fijan esas superficies mínimas, hay que ver los efectos de esas superficies mínimas: cuanto menor es la superficie mínima que se permite, más rentabilidad le saca el dueño del suelo a sus parcelas. Por ejemplo, si mi vecina hubiese tenido su parcela en la acera de enfrente, donde permitían construir en parcelas de 500 m2, en su parcela se habría podido hacer dos chalets en lugar de uno, lo que, obviamente, habría aumentado el valor de su terreno.
Así que la respuesta a por qué los ayuntamientos imponen superficies mínimas es esa: para favorecer a los dueños de unos terrenos, y perjudicar a los dueños de otros terrenos.
De donde surge, inevitablemente, otra pregunta: ¿y por qué quienes redactan los planes urbanísticos de los ayuntamientos favorecen a unos propietarios de terreno y perjudican a otros? La respuesta a esta pregunta la podemos ver cada día en los periódicos, en las detenciones que practica la Guardia Civil en los ayuntamientos: porque así extorsionan a los propietarios de los terrenos, y les cobran comisiones ilegales si no quieren que se les perjudique.
La solución a este sistema corrupto es sencilla: liberalizar el suelo. Pero de eso ya hablaremos en otros post.