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Casi todo el mundo lleva meses (años ya) preguntando cuándo acabará la crisis. Pero además de que esa pregunta es prácticamente imposible de responder hay cosas más útiles a las que dedicar el tiempo y la energía.
La cuestión no es acertar el momento exacto en que acabará la crisis, sino hacer ahora todo lo que esté al alcance de nuestra mano para que la crisis acabe lo antes posible. Y si todo el mundo actúa correctamente en el presente la crisis acabará más pronto que tarde, pero si la mayoría de la gente sigue preguntando cuándo acabará la crisis sin ejecutar las acciones correctas la crisis durará mucho más tiempo del que debería.
Las crisis no van y vienen solas. Muchas veces, al oir o leer sobre las crisis, da la sensación de que las crisis son algo que toca en “suerte” o que tiene vida propia y los seres humanos no pueden influir sobre ellas. Pero no es así.
Las crisis comienzan por errores cometidos por los seres humanos en el pasado. Y terminan cuando esos mismos seres humanos corrigen los errores que provocaron la crisis.
Uno de los principales errores que han causado esta crisis es el exceso de deuda (además de la corrupción, la falta de valores, etc.). Muchas personas (físicas y jurídicas) se han endeudado mucho más de lo que deberían haberlo hecho y eso es una de las principales causas de la crisis.
La solución pasa por tanto por reducir el endeudamiento a todos los niveles. El conjunto de administraciones públicas, empresas y particulares tienen que reducir mucho su endeudamiento. Y cuanto más rapidamente lo hagan antes se acabará la crisis. O, dicho de otro modo, cuanto más tiempo tarden en reducir su endeudamiento más durará la crisis.
Los ciudadanos deben por un lado exigir a sus gobernantes que reduzcan la deuda pública lo más rápidamente posible, y por otro lado deben reducir su propia deuda también lo antes que puedan. Muchas empresas necesitan financiación, pero los bancos no pueden dar crédito sin límite. Mientras el volumen de deuda privada en España sea alto los bancos no van a poder dar toda la financiación que necesitarían las empresas solventes y eso va a suponer que muchas personas pierdan su trabajo o no lleguen a conseguirlo.
El sistema financiero está totalmente interconectado. O el dinero fluye correctamente o no lo hace, pero para todo el mundo; administraciones públicas, bancos, empresas y particulares. Todos somos parte del sistema financiero.
Las cancelaciones anticipadas de un préstamo que haga un particular pueden servir para financiar a una empresa de forma que no se vea obligada a despedir a alguno de sus trabajdores (o incluso a cerrar) o pueda contratar a alguno nuevo. Y ese trabajador que no es despedido o que empieza a trabajar puede consumir los productos de la empresa en la que trabaja la persona que hizo la cancelación anticipada del préstamo, etc. Esto puede ser un círculo vicioso o un círculo virtuoso, pero no depende de la “suerte”, sino de las decisiones individuales que toman todos los ciudadanos a diario.
En mi opinión si usted tiene un préstamo o crédito y quiere que la crisis acabe lo antes posible no debería perder el tiempo intentando que alguien le diga cuándo va a terminar la crisis sino dedicarlo a pensar en cómo devolver esa deuda lo antes posible. Lo primero no resulta útil. Lo segundo sí acerca realmente el final de la crisis.