El acuerdo de Grecia mejora algo la situación
El acuerdo al que llegó Grecia para solucionar parcialmente sus graves problemas ni es el mejor acuerdo al que se podía haber llegado ni supone una solución definitiva a sus problemas. Pero también es cierto que, conociéndoles, podían haber tomado unas medidas mucho peores.
Las medidas positivas son el recorte del gasto público en 14.300 millones de euros y el plan de privatizar activos por valor de 50.000 millones de euros. Ambas cifras son insuficientes porque se necesitaría un recorte mayor del gasto público y una mayor cantidad de activos a privatizar. Pero al menos se han dado cuenta de que no les queda más remedio que hacer ambas cosas y han decidido empezar a hacerlas. Grecia tiene una deuda pública de unos 330.000 millones de euros y se calcula que tiene unos activos susceptibles de ser privatizados valorados en unos 300.000 millones de euros (cifra que hay que tomar con precaución porque no sabemos cómo han valorado cada activo, probablemente esté inflada).
Una parte de la reducción de este gasto será permanente porque, por ejemplo, va a reducir de forma importante el elevado número de funcionarios que tienen. Otras medidas importantes son la reducción de las subvenciones o la fusión de organismos e instalaciones públicas.
Lo negativo, además de la insuficiencia de las cifras anteriores, es que piensan aumentar los ingresos públicos subiendo impuestos. Subir impuestos no sólo reduce la actividad económica sino que provoca que parte de la actividad económica “legal” se convierta en “sumergida” para no desaparecer. Ambas cosas acaban reduciendo los ingresos públicos, aumentando el paro, etc.
También es negativo, aunque en esto no se diferencia del resto de países europeos (salvo Suecia, que yo sepa), que se empeñan en mantener la estafa piramidal de las pensiones públicas alargando la vida laboral y reduciendo las pensiones.
Está previsto aplicar estas medidas desde ya hasta el año 2015.
Desde el punto de vista del inversor hay que entender que en Grecia hay dos problemas, no uno.
El primero, que es el que se intenta resolver fundamentalmente en estos momentos, es que Grecia deje de ser un peligro para el resto de Europa. Respecto a este problema, como digo, creo que la situación tras este acuerdo es algo mejor. No ha pasado totalmente el peligro pero creo que estamos mejor que hace unos días. Aunque apliquen todas las medidas el peligro para el resto de Europa no habrá desaparecido, pero además hay que ver si realmente las aplican o no.
El segundo problema sería elevar el nivel de vida de los griegos hasta la media europea. Esto es más complicado porque en Grecia hay un grave problema de corrupción y de terrorismo, en el que están implicados no sólo la clase política griega sino una gran parte de sus ciudadanos.
Por ejemplo, dicen que cientos de miles de griegos han conseguido un puesto de funcionario o en una empresa griega a cambio de vender su voto. Los políticos han comprado esos votos, pero cientos de miles de griegos de a pie los han vendido. Estos griegos de a pie podrán quejarse todo lo que quieran, pero son culpables directos de la situación en que está su país y deberían estar en la cárcel (aunque habría problemas logísticos para meter en la cárcel a cientos de miles de personas, pero eso no les hace menos culpables ni legal ni moralmente).
La lista de aberraciones es enorme:
- El sueldo medio de los empleados de la empresaria pública ferroviaria griega, incluyendo a los de más baja cualificación, es de unos 65.000 al año.
- El metro de Atenas tiene al año unos ingresos de 90 millones de euros y unos gastos de 500 millones de euros.
- Ser camarero, peluquera o masajista se considera una profesión de alto riesgo y se jubilan a los 50 años.
- Los familiares de miles de griegos fallecidos hace años siguen cobrando sus pensiones.
- Los hospitales públicos griegos han comprado material a un precio 400 veces superior (repito, 400 veces superior) al que los hopsitales británicos han comprado exactamente esos mismos productos. Es una de las formas habituales que tienen los políticos de todos los países de robar a sus ciudadanos (comprar cosas por mucho más de lo que valen e ingresar la diferencia en sus cuentas personales), pero esta proporción de 1 a 400 es realmente llamativa.
- Etc.
En todos estos delitos y muchos otros están implicados directamente millones de griegos. Ahora podrán quejarse, lanzar piedras o bombas incendiarias a la policía o lo que se les ocurra, pero la culpa de sus problemas son ellos mismos y las “soluciones” que proponen no son más que seguir robando a los griegos honrados y al resto de ciudadanos europeos para mantener estas actitudes delictivas “lo que se pueda”.
En resumen, los acuerdos adoptados reducen algo el riesgo para todos los que no vivimos en Grecia, pero aún queda para que el peligro sobre el resto de Europa se elimine completamente y probablemente en el futuro habrá algún coletazo más de esta crisis griega.