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Las empresas del MAB tienen similitudes y diferencias con las microcaps.
La definición de microcap no es algo rígido, pero podemos entender por microcap aquellas empresas que tienen una capitalización bursátil inferior a 100-200 millones de euros, aproximadamente. Se pueden encontrar otras referencias distintas, igualmente válidas porque no es algo que esté perfectamente definido, pero más o menos por ahí anda el límite de lo que suele denominar microcap.
En cuanto a las similitudes, ambos tipos de empresas se parecen en que tienen un riesgo elevado, y que hay poca información sobre ellas. Cuando las cosas van bien, ambos tipos de empresas pueden dar rentabilidades espectaculares, pero cuando van mal, se puede perder mucho dinero.
Pero hay matices importantes.
Normalmente, las microcaps son empresas que tienen muchos años de existencia, incluso décadas, y tienen unos negocios probados en el mercado, con relativo éxito. Que los negocios existan desde hace tiempo y estén “probados” no quiere decir que sean “buenos”. Algunos pueden ser mediocres, o incluso malos, pero sí es cierto que suelen llevar desarrollándose, con mejor o peor fortuna, desde hace bastante tiempo, y siguen existiendo.
Las empresas del MAB, en muchos casos, desarrollan negocios muy nuevos, que han nacido hace poco y que no están “probados”. No están probados ni para bien ni para mal.
Es decir, los negocios de algunas empresas del MAB pueden ser una idea aparentemente muy buena, pero que no tenga ningún éxito en el mercado, y al poco tiempo la empresa quiebre y desaparezca. Hay ideas que suenan muy bien y parece que van a ser un éxito, pero al llevarlas al mercado fracasan, incluso sin que las razones de ese fracaso estén claras, y dicho fracaso sea una sorpresa para casi todo el mundo. Esto es más difícil que suceda con una microcap, porque suelen llevar años desarrollando su negocio.
Por otro lado, que los negocios del MAB no estén probados también significa que no se sabe lo que pueden dar de sí en caso de que triunfen, y si las cosas van bien la rentabilidad puede ser muy superior a la de las microcaps. Porque los negocios de las microcaps se conocen más y, dentro de lo cabe, se tiene una idea más concreta de lo que se puede esperar de ellos cuando van bien.
Con los principales accionistas y directivos de estas empresas sucede algo similar. Los principales accionistas y directivos de las empresas del MAB suelen tener menos edad y menos experiencia que los de las microcaps. Los del MAB pueden cometer más errores por su menor experiencia, pero también pueden ser gente con ideas muy nuevas y mucha valía que aún no conozca la comunidad inversora, y dentro de unos años estén entre los directivos más valorados de España por lo que han conseguido con lo que una vez fue una pequeña empresa que crearon de la nada.
En la práctica esto quiere decir que es bastante más probable que quiebre una empresa del MAB que que lo haga una microcap. No es que las microcaps sean lo que habitualmente se entiende por una inversión segura, pero su probabilidad de quiebra es menor que la de las empresas del MAB.
Y también quiere decir que las empresas del MAB que lo hagan bien de verdad alcanzarán rentabilidad espectaculares, muy superiores a las que suelen obtenerse normalmente con las microcaps (cuando las cosas van bien en este tipo de empresas, se entiende).