Yo lo veo exactamente igual que tú. Si en el caso de una ampliación de capital liberada (que es lo que son los scrip dividends) que por ejemplo sea del orden 1x40, si teníamos 40 acciones a 10 euros (total de 400 €) y optamos con quedarnos con los derechos, pasaríamos a tener 41 acciones a 9,756 euros. Es decir, nos quedamos exactamente igual. Tenemos lo mismo pero con más acciones a un menor precio.
Otra historia es que queramos aprovechar la ocasión para hacer caja, salirnos parcialmente del valor y vender los derechos a mercado (o a la empresa). Las motivaciones pueden ser que el valor ya se haya revalorizado bastante (y por lo tanto queramos hacer caja vendiendo parte, en este caso vía derechos), que la empresa "no nos emocione" excesivamente, o la excusa que queramos para quitarnos parte de lo que ya teníamos en la empresa (teniendo en cuenta, además, que Hacienda no ve un duro de esa venta de derechos). Que es lo que hacemos al vender derechos. Pero el usar la excusa de que la acción ya esta cara y no conviene quedarse con los derechos (y con las posteriores acciones que les corresponden) me parece, con perdón para el que así lo defienda, una falacia matemático-financiera tremenda.
Yo por ejemplo en los últimos scrip dividends de Santander he vendido los derechos. Pero porque Santander no es la acción que más me gusta de las que tengo (y el sector bancario en general no me parece nada transparente, nadie sabe lo que tienen los bancos) y porque en su momento era la que más peso tenía en mi cartera. Y la venta de derechos es una manera fiscalmente favorable (más bien difiere el efecto fiscal a cuando vendas las acciones que mantienes) y rápida de ir saliéndote poco a poco del valor si este no te convence (o quieres hacer caja para otras compras).
En mi caso me quedo con los derechos de Repsol e Iberdrola, incluso aprovechando para ampliar mi participación comprando más de los necesarios para el redondeo. Con Telefónica seguramente me los quede y amplíe. Sin embargo con Santander (teniendo a ese trilero como es el Botas al frente) creo que siempre venderé. ¿Por qué? Entre otras, porque la última de los Contingentes Convertibles que ha lanzado no me convence nada: supondrá más dilución para el accionista actual sin compensarle siquiera con derechos de suscripción preferente.
En conclusión: en mi opinión, la decisión de quedarse o no con los derechos debe depender de lo que nos convezca o no la empresa en ese momento, no del precio de la acción en el momento de la ampliación de capital liberada (pues a efectos matemáticos-financieros quedárnoslos supone seguir como estábamos: efecto nulo).
Otra historia es que queramos aprovechar la ocasión para hacer caja, salirnos parcialmente del valor y vender los derechos a mercado (o a la empresa). Las motivaciones pueden ser que el valor ya se haya revalorizado bastante (y por lo tanto queramos hacer caja vendiendo parte, en este caso vía derechos), que la empresa "no nos emocione" excesivamente, o la excusa que queramos para quitarnos parte de lo que ya teníamos en la empresa (teniendo en cuenta, además, que Hacienda no ve un duro de esa venta de derechos). Que es lo que hacemos al vender derechos. Pero el usar la excusa de que la acción ya esta cara y no conviene quedarse con los derechos (y con las posteriores acciones que les corresponden) me parece, con perdón para el que así lo defienda, una falacia matemático-financiera tremenda.
Yo por ejemplo en los últimos scrip dividends de Santander he vendido los derechos. Pero porque Santander no es la acción que más me gusta de las que tengo (y el sector bancario en general no me parece nada transparente, nadie sabe lo que tienen los bancos) y porque en su momento era la que más peso tenía en mi cartera. Y la venta de derechos es una manera fiscalmente favorable (más bien difiere el efecto fiscal a cuando vendas las acciones que mantienes) y rápida de ir saliéndote poco a poco del valor si este no te convence (o quieres hacer caja para otras compras).
En mi caso me quedo con los derechos de Repsol e Iberdrola, incluso aprovechando para ampliar mi participación comprando más de los necesarios para el redondeo. Con Telefónica seguramente me los quede y amplíe. Sin embargo con Santander (teniendo a ese trilero como es el Botas al frente) creo que siempre venderé. ¿Por qué? Entre otras, porque la última de los Contingentes Convertibles que ha lanzado no me convence nada: supondrá más dilución para el accionista actual sin compensarle siquiera con derechos de suscripción preferente.
En conclusión: en mi opinión, la decisión de quedarse o no con los derechos debe depender de lo que nos convezca o no la empresa en ese momento, no del precio de la acción en el momento de la ampliación de capital liberada (pues a efectos matemáticos-financieros quedárnoslos supone seguir como estábamos: efecto nulo).
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